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Sudáfrica es uno de los países productores de vino más importantes del hemisferio sur. Con más de 300 años de historia vitivinícola, suele describirse como un puente entre el Viejo y el Nuevo Mundo. La mayoría de los vinos se elaboran con técnicas de vinificación del Nuevo Mundo, pero suelen tener más similitudes estilísticas con sus homólogos del Viejo Mundo. Desde el final del apartheid, el vino sudafricano ha recibido la atención y el reconocimiento internacionales por su gran variedad de estilos.

La industria vitivinícola sudafricana se extiende por el exuberante y accidentado paisaje del Cabo Occidental. Aquí, la abundancia de montañas, valles y mesetas permite a los viticultores producir una gran variedad de estilos. También se pueden encontrar bodegas en la región del río Orange, en el Cabo Norte, donde el paisaje plano y árido está dominado por el desierto del Kalahari. La mayoría de las regiones vitivinícolas de Sudáfrica tienen un clima mediterráneo, fuertemente influenciado por el encuentro de los océanos Atlántico e Índico.

La uva emblemática del país es la Pinotage, un cruce autóctono entre Pinot Noir y Cinsaut que rara vez se encuentra en cantidad en ningún otro país productor de vino. El Shiraz también está muy extendido, al igual que el Cabernet Sauvignon y el Merlot (a menudo combinados en una mezcla bordelesa). Sin embargo, las variedades de uva blanca representan el 55% de las 96. 000 hectáreas de viñedos del país.