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Eslovenia es un pequeño país europeo con una larga historia de producción de vino. No es de extrañar, dada su ubicación mediterránea entre las latitudes norteñas de 45 y 47 grados, latitudes que comparten Burdeos, Borgoña y el norte del Ródano. El país también limita con cuatro de los países productores de vino más antiguos de Europa: Croacia al sur, Hungría al este, Austria al norte e Italia al oeste. A pesar de la agitación cultural y política que ha asediado a los estados balcánicos durante el último siglo, Eslovenia ha mantenido su industria vinícola, que ha florecido especialmente desde que el país se independizó de la antigua Yugoslavia en 1991.

Eslovenia es un país sin salida al mar, con sólo unos pocos kilómetros de costa en la parte superior de la península de Istria, justo al sur de Trieste y la DOC Carso de Friuli-Venezia Giulia. El clima esloveno tiene una cierta tendencia marítima al oeste, procedente del norte del Adriático, mientras que hay fuertes influencias continentales al norte y al este, creadas por los Alpes y la cuenca panónica. La variación topográfica dificulta la clasificación de Eslovenia en una categoría climática, y su clima se describe a menudo como "submediterráneo". Esta variación también da a los productores de vino una amplia elección en cuanto a la ubicación de sus viñedos.

Aunque los patrones climáticos generales se repiten en todo el país, dentro de estos macroclimas hay una serie de variaciones más sutiles que contribuyen a los terruños locales. Eslovenia cuenta con tres regiones vitivinícolas principales: Podravje en el este, Primorska en el oeste y Posavje justo al sur del centro. Podravje es la sala de máquinas de la industria vitivinícola eslovena y produce aproximadamente la mitad de la producción nacional. Sus viñedos más densos se encuentran alrededor de la ciudad oriental de Maribor, en los valles de los ríos Pesnica, Drava y Mura.