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La región vinícola de las Colinas de Judea -que se divide nominalmente en las subregiones de Jerusalén, Gush Etzion y las Colinas de Judea del Sur- está situada en la región de Sansón, en el centro de Israel. Las colinas (o montañas) de Judea forman una cadena montañosa baja que domina el paisaje alrededor de Jerusalén y Cisjordania. Hebrón, Belén y Ramallah también se encuentran en esta cordillera, que era el corazón del territorio del Reino de Judea, donde se encontraban los primeros asentamientos judíos. Aunque no es una de las regiones vitivinícolas más conocidas de Israel (como la Alta Galilea y los Altos del Golán en Galilea), las Colinas de Judea son una zona vitivinícola emergente, y se ha identificado un importante potencial para su futuro.

Como su nombre indica, la topografía de la región es decididamente montañosa, con elevaciones de hasta 1000 metros sobre el nivel del mar. Es precisamente esta topografía la que hace posible la viticultura de calidad aquí, ya que el semidesierto de las llanuras de abajo es, por lo general, demasiado caluroso y árido para que incluso las vides más robustas puedan producir uvas con azúcares, ácidos y fenoles equilibrados. Esto es de esperar dada la naturaleza continental del macroclima aquí en el Levante, y la latitud de Jerusalén de 31 grados norte. Las colinas de Judea son, por tanto, una afortunada excepción en esta región del mundo, por lo demás desértica.