Vinos de la variedad de uva Gamay noir de Bulgaria
Descubra los mejores vinos elaborados con la variedad de uva Gamay noir como monovarietal o como mezcla de Bulgaria.
La Gamay es una variedad de uva borgoñona que existe desde el siglo XIV. Por temor a la competencia con el Pinot Noir de Borgoña, la Gamay acabó siendo arrancada y plantada en la región del Beaujolais, desde Macon hasta Lyon. Estos suelos silíceos y graníticos le convienen perfectamente, y aquí da lo mejor de sí. Pero también se planta en toda Francia, como en Lorena, en el Valle del Loira, en Bugey, en Saboya y en Auvernia. La Gamay es precoz y muy productiva y debe limitarse para que la calidad prevalezca sobre la cantidad. La poda corta de invierno de los sarmientos y la alta densidad de viñas por hectárea son los métodos que le permiten producir vinos tintos muy afrutados, frescos y sabrosos. La Gamay también es muy popular en los futuros vinos tintos, y produce vinos de la región de Beaujolais con un carácter y un potencial de envejecimiento muy interesantes. Las AOC Crémant-de-Bourgogne, Mâcon, Anjou, Touraine, Rosé de vallée de la Loire, Côtes-d'Auvergne, Saint-Pourçain, Bugey, Gaillac, Côtes du Luberon... y muchos vins de pays están orgullosos de ella. En la actualidad, se cultivan en Francia unas 36.000 hectáreas de Gamay, de las cuales 22.000 están en Beaujolais.
Bulgaria, aunque está lejos de ser la más famosa o prestigiosa de las naciones productoras de vino del mundo, se encuentra ciertamente entre las más prolíficas. Este país de Europa del Este tiene una larga historia de viticultura, y su vino tiene más que ofrecer que el mar de tintos baratos (principalmente Cabernet Sauvignon) que fluyó hacia el oeste en la década de 1980. El país cuenta ahora con un número creciente de prometedores pioneros del vino, pero quizá la época más notable de la viticultura búlgara se remonta a mediados del siglo XIV, justo antes de que el otrora poderoso Imperio Búlgaro comenzara a fragmentarse y a ceder poder a los otomanos. El arte búlgaro, con más de 1000 años de antigüedad, muestra el vino como parte de la cultura búlgara, especialmente entre las clases dirigentes.